La actitud del comerciante y el fraude al vender

La personalidad, la actitud o rol que una persona toma en la sociedad es otra cosa, y es muy diferente a la que actúa cuando está implicada en el comercio, y es muy común que lo grandes comerciantes realicen actividades con tendencia al aumento necesario de su capital.

 

Cabe mencionar que a estas personalidades nunca se les ve, por decirlo así frecuentando planes políticos, ni valorando situaciones, no figuran en la prensa ni en ningún otro medio público, normalmente no se fotografían en grupos excepto con los familiares con quienes hacen vida.

Algunos de los grandes comerciantes, especialmente los de mediana y alta ganancia económico, deben quizás sus enormes capitales a negocios fraudulentos, bien sea en lo político, en lo administrativo, en lo económico, y mientras más dominio mercantil alcanzan más dudosas resultan sus actividades, algo que muchas veces de no hacerlo su capital correría el peligro de declive por aquello de la permanente competitividad entre sí tanto nacional como internacional. Pero, por otra parte, tenemos la figura de las cooperativas que engañosamente también tienen sus fraudes a fin de capitalizar a sus asociados

Ejemplos actividades económicas engañosas

Y es que, evidentemente, desde relaciones con el tema de la prostitución, casinos arreglados, comercio ilegal de licores falseados, actos de corrupción administrativa, y sobre todo por acciones perjudiciales a la sociedad con su control presupuestario nacional que dejaba por fuera a las mayorías de los ciudadanos en beneficio sólo de ellos y sus aliados. Donde por supuesto, cada una a fin de acrecentar su capital como, por ejemplo:

Engañar con los costes de manipulación mediante engrosamiento de sus precios de compra, es costumbre la evasión de impuestos municipales y nacionales, la desvergonzada adulteración de las medidas de capacidad y de peso para engañar a los clientes, de mercancías deterioradas que son sostenidas en el inventario, así como por ejemplo en restaurantes de reciclar las sobras de los clientes y minimizar la ración de los platos.

Costumbres malsanas económicamente

Otro engaño comercial usado por las grandes manufacturas y empaquetadoras es la de usar esas medidas muy discretas o desconocidas para hacer difíciles de comparaciones entre las marcas de mercancías sustitutivas. Por ejemplo, en Venezuela ha sido mala e impune costumbre llamar litro a 900cc y a 200 cc un cuarto de litro.

Cabe destacar que en el comercio nacional desde el más alto comerciante hasta la práctica del comercio informal, busca siempre el beneficio propio, como lo es capitalizarse, por ejemplo en el buhonerismo que cuyas ganancias exageradas, sin pago de impuestos e infracción de leyes en materia laboral y de seguridad social, entre otros instrumentos jurídicos propios de los municipios en materia de clasificación urbana, solo con la visión de generar dinero fácil y conseguir ganancias sin mayores esfuerzos y desde la comodidad, donde sin duda la  contribución  en  los  procesos  económicos  no forman parte siquiera  de la economía social tales como cooperativas, cajas de ahorro, mutuales y otras formas asociativas.

Desenvolvimiento del comercio actual

 

Cabe destacar que, a pesar de tener clara la definición del PNB y sus desviaciones en el comercio, en lo laboral también existen los fraudes, por ejemplo en la figura de cooperativas la premisa patronal se basa en quitar los derechos al trabajador y no tiene límites, de manera que así desaparecen, los contratos de trabajo ya sean fijos o indefinido y a quien muchas veces lo definen como asociado; ya no se reciben salarios ni prestaciones sino compensaciones. Y no es más que un engaño, ya que no hay a quien reclamarle porque aparentemente los patrones dejaron de existir; no se pueden colocar demandas laborales y mucho menos crear sindicatos. Todo esto es ilegal, pero se hace con la confabulación del gobierno.

Es por ello que, la actitud, la personalidad de un comerciante debería tener la justicia como objetivo primordial, siendo su lema el de ser un comerciante justo y firme. Donde su ganancia sea equilibrada y a su vez la necesidad humana de negociar y compartir bienes y servicios, teniendo una actitud positiva; sobre todo ante las crisis y  dificultades porque en ellas están las oportunidades de crecer; más no en las trampas o fraudes que sólo enriquecerán su bolsillo.