Conoce tu cuerpo para saber cuanto exigirle

Para hacer las cosas bien, lo primero es saber qué es lo que estamos haciendo, y el motivo por el cual lo hacemos.

Si nos precipitamos por ansiedad, podemos hacer las cosas mal. Lo más común, es el  que sufrimos tras un periodo muy extenso de actividad física, o en peor caso, dañarnos por no haber tomado las medidas necesarias o haber realizado mal el esfuerzo.

Si tienes claro el motivo por el cual realizarás esa actividad, tienes el primer punto, pero no es suficiente, lo siguiente es saber el medio por el cual conseguir ese objetivo.

musculacion

Si estás pensando en tonificar áreas, debes poner especial atención en qué músculos se encuentran ahí, realizando movimientos suaves y palpando la zona, para ver en qué momento se tensan.

Cada músculo, tiene un uso más o menos habitual en nuestra vida, lo cual implica que tendrá más o menos resistencia, al igual que tendrá una elasticidad determinada por nuestra propia rutina.

Muchas veces, lo que nosotros deseamos hacer, está más allá de las capacidades de nuestros músculos, por lo que debemos realizar esfuerzos progresivos, desde movimientos suaves e ir intensificando a medida que el musculo se calienta.

Muchos dicen: “Sin dolor no sirve”, pero yo te recomiendo no llegar al punto de sentir dolor, mas si estás comenzando, pues al comienzo un esfuerzo desproporcionado por desconocimiento, te puede traer un desgarro.

Presionarte en exceso puede traer resultados contraproducentes, pues la rotura de fibras, es algo que tarda mucho en recuperarse por completo, con lo cual si no esperas lo suficiente, o tomas las medidas necesarias, estarás rompiendo la misma zona con mayor facilidad.

Mi abuela me decía: “Es mejor ir lento, pero llegar a destino“, y eso es lo que debemos aplicar. Ir con calma, ser progresivos, metódicos y por sobre todo, tener el cuerpo caliente antes de realizar estiramientos o fuerzas.